Situado en la Sierra de Tormantos, con una altitud de 735 m s.n.m. y una superficie de 7 km2.

Su topónimo está relacionado con el oficio o forma de vida de sus primeros pobladores.

La zona fue habitada desde época neolítica y dominada posteriormente por pueblos celtíberos-vetones. Después vendrán tiempos de conquistas y reconquistas. Romanos, árabes y cristianos generaron tal inestabilidad en el Valle del Jerte que provocó su despoblamiento. Tras la fundación de Plasencia llega la pacificación del territorio por Alfonso VIII, rey de Castilla, y gracias al Fuero otorgado a la ciudad, numerosos cristianos al norte del Duero, leoneses en su mayoría, se asientan en la Sierra buscando pastos y buen clima.

Primitivamente, se llamó “Casas del Cabrero”, se va formando lentamente con la necesidad de aprovechar los pastos que descienden por la ladera piornalega. Durante años, sus construcciones fueron pequeñas chozas de cabrero que fueron poco a poco convirtiéndose en casas de mampuesto. Se sabe que la primera casa está ubicada en el cancho del “Solanillo”, dejando una impronta de carácter y adaptación al medio. Será durante años considerado un barrio de Piornal, al que estará supeditado en lo civil y eclesiástico. Conseguirá su independencia en el año 1791.

Pueblo eminentemente ganadero en sus inicios, durante varios siglos convivieron el pastoreo caprino con el cultivo del castaño, hasta que a finales del siglo XVIII la enfermedad de la “tinta del castaño” arrasa con la mayoría de los castañares, generando una profunda crisis económica que provocará, ya a mediados del siglo XX, la implantación del monocultivo del cerezo.

Actualmente, Cabrero es una pequeña población colmada de exuberante hermosura paisajística, situada en un emplazamiento inmejorable, resguardada de los vientos del norte y expuesta, en invierno, al calor del sol hasta su puesta. La actividad agrícola convive con la turística, atraídos los visitantes por la benignidad de su clima y la belleza de su arquitectura y paisaje.